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Ciclistas, Animales y otras cosas

La pintura de Rando es un canto a la Naturaleza que lo envuelve y es tamiz por el que se filtran percepciones, susurros y gritos. Hay en estas superficies mucho más expresividad bulliciosa y desbordante. 
En sus obras la imagen aparece con frecuencia semi borrada por manchas que cuestionan la información inicial y le otorgan nuevos significados, llegando a superar las fronteras entre la abstracción y la figuración, hasta el punto de que la abstracción ya no equivale a una negación de la representación. 

El espacio pictórico desestructura la realidad, la libera de su origen jerárquico confiriéndole agitación, impulso y participación al margen de la tradicional jerarquía fondo-figura. Su pintura es de ejecución rápida y en ella proyecta impulsos espontáneos, reflejos de experiencias acumuladas. 

Se dan cita ciclistas que parecen paseantes del aire y se pierden y confunden y confluyen con el paisaje se encuentra un camaleón, palomas, perros solitarios que siguen buscando a su dueño, vacas e incluso un grupo de cerdos. 
Recuerdos de caballos, caballos que ríen, palomas que alzan el vuelo, perros solitarios cuyo cuello se alza en busca de compañía. Es un encuentro de animales humanizados, animales domésticos que han sido ‘liberados’ en plena naturaleza, libres de verjas, vallas y correas. 
Jorge Rando retrata a los animales humanizándolos, los caballos ríen, el camaleón nos mira inquisitivo. 
Y un perro… que se confunde con otros animales, y salta el perro del lienzo.