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La belleza y la fealdad

El horror y las miserias terroríficas que estamos viviendo en nuestro siglo, llevadas por el pintor al lienzo, se convierten en belleza. Cuando se contemplan en el cuadro, los horrores pueden ser bellos; cuando se asisten a ellos en la vida cotidiana son de una fealdad infernal. No debemos olvidar que existen y son reales, no una máscara de una tragedia de Shakespeare.

El rojo no es sangre, el negro es sólo sombra; el negro no existe, es como el momento en que el saltarín está en el aire.

Jorge Rando, Madrid, abril 2008